EL APEGO Y EL PADRE

Hasta 1958 los estudios sobre el tema del apego habían estado limitados a la madre. Sin embargo, ahora se afirma que la vinculación con el padre se inicia antes del nacimiento y seguramente también y durante el parto. La voz paterna (sus tonos más graves), es oída también por el hijo durante su vida fetal.

Los niños muestran apego a los dos padres, aunque prefieren a la madre en situaciones de estrés. Esta relación de apego se estructura en las primeras fases de la vida y suele ser resultado de una relación precoz. Esta claro que el padre es una figura importante para el hijo… y debe estar ahí.

En cuanto al tema de si el padre debe o no estar presente durante el parto… será muy bueno que esté presente siempre y cuando antes haya existido una cercanía emocional que haga que tanto la madre como el padre deseen compartir la experiencia. La presencia del padre durante el parto está condicionada, entonces, a que los dos quieran que esté y a que los dos conozcan bien cómo se desarrolla un parto. Esto es importante, tanto, que en algunos países se está empezando a aceptar que el padre esté presente durante el parto sólo si previamente ambos han asistido a algún tipo de preparación al parto. La presencia del marido en el parto tiene efectos beneficiosos sobre muchos aspectos, por ejemplo sobre el modo que tiene la mujer de percibir el dolor, hasta el punto de permitir reducir la administración de fármacos durante el parto.

También en los partos con cesárea, la mujer suele reaccionar mejor y antes que otras cuyos maridos no están presentes. Además, es curioso que los partos cesáreos tienen repercusiones sobre la relación entre el padre y el hijo unos meses después del nacimiento; a los 5 meses del nacimiento estos padres, cuando están en casa suelen dedicar más tiempo al hijo, participan más en la organización de la casa, y las mujeres suelen pedir más ayuda al marido para cuidar la casa, a otros hijos, etc.

La presencia del padre en el parto es buena si su relación con la mujer es buena, y le ayudará a lograr una mayor integración en la vida del hijo, pero no hay que forzarle a estar presente. Si el padre quiere y la madre quiere y están preparados, es muy beneficioso, pero también puede ser perjudicial, asistir sin querer o sin estar preparado.

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